De igual forma, esa desgraciada y estúpida hazaña favorece en gran medida el objetivo de Israel de encubrir los crímenes de estilo nazi que su ejército ocupante perpetró durante su manifiestamente criminal guerra contra la Franja de Gaza de hace nueve meses.
Si el CDHNU hubiera refrendado el informe, posiblemente se hubiera allanado el camino para poder enjuiciar a los criminales de guerra israelíes ante la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya.
La AP ha ofrecido toda una plétora de pretextos mendaces para justificar el acto escandaloso que muchos palestinos, tanto la gente normal como los intelectuales, han descrito como una exhibición de traición nacional.
Sin duda, los palestinos tenían de su parte una sólida mayoría de 33-35 estados miembros de los 47 componentes del Consejo, lo que significa que el CDHNU podía haber avalado fácilmente el informe de la Comisión Goldstone y que podía habérselo trasladado a la Corte Penal Internacional.
Por tanto, la única interpretación real de la decisión de la AP de aplazar un voto sobre el informe es que el régimen de Ramallah tan sólo quería aplacar a Israel y a la administración Obama, independientemente de los desastrosos efectos y ramificaciones que tendría para la causa palestina, especialmente para las abandonadas víctimas de los crímenes de guerra israelíes en la Franja de Gaza.
Bien, si Israel puede irse de rositas tras asesinar a 1.300 palestinos y destruir completamente la mitad de Gaza, el próximo holocausto probablemente asumirá proporciones europeas. Después de todo, el mundo no puede ser más palestino que los mismos palestinos.
Hay informes que dicen que antes de tomar esa decisión, el Presidente Obama intervino personalmente tras las bambalinas para pedir a los líderes de la AP que dejaran de presionar a favor del endoso del informe porque, según él, eso supondría socavar los “esfuerzos diplomáticos”.
De igual manera, otro informe indicaba que la AP había hecho un trato con Israel por el que el régimen del apartheid sionista había acordado conceder una licencia para una empresa cuya propiedad parcial ostentan una serie de ricos hombres de negocios vinculados con la AP a cambio de que aceptaran aplazar la discusión del informe Goldstone en el CDHUN.
Se citó al embajador de la AP ante las Naciones Unidas en Ginebra, Ibrahim Khreishi, diciendo que el liderazgo palestino estaba interesado en un “texto de compromiso”.
“Nos ayudará a explicar a los israelíes que la comunidad internacional está con los palestinos para que consigan sus esperanzas y sueños”.
¡Qué estupidez! Después de más de cuarenta y dos años de criminal ocupación militar, ¿es que todavía tenemos que explicar nuestro sufrimiento a los israelíes?
¿Piensa realmente el Sr. Khreishi que todo lo que los israelíes necesitan para desistir de sus crímenes nazis contra nuestro pueblo es tan sólo una “explicación convincente”?
¿Piensa el embajador de la OLP que un “texto de compromiso” conseguiría que los despreciables matones y criminales de guerra de Tel Aviv reconsideren su criminal actitud vis-á-vis con los palestinos?
Y, en cualquier caso, ¿qué significa un “texto de compromiso”? ¿Es que acaso Israel no cometió sus crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad a sabiendas, intencionada y deliberadamente contra un pueblo inocente en Gaza?
¿Es que acaso Israel no derramó una orgía de muerte, utilizando toda la letal tecnología de punta estadounidense sobre indefensas barriadas de civiles, asesinando y mutilando a miles de hombres, mujeres y niños inocentes?
¿Acaso Israel no inundó con fósforo blanco grandes zonas de Gaza, incinerando toda vida inocente sobre el territorio costero?
¿Es que quizá Israel, deliberadamente y a sabiendas, no escupió infinidad de bombas desde grandes distancias contra hogares, mezquitas, facultades, hospitales y escuelas de toda Gaza?
Entonces, ¿cómo es que cualquier ser humano que tenga algo de honestidad y moralidad puede estar tratando que esos crímenes parezcan menos viles y menos satánicos alcanzando un acuerdo para adoptar un “texto de compromiso”?
De entre todas las gentes del mundo, nosotros, palestinos, debemos llamar pan al pan y vino al vino y no colocar una baza en manos de quienes nos arrasan, nos atormentan y asesinan a nuestros niños.
El ejército, la marina y la fuerza aérea judeo-nazis han asesinado masivamente a nuestro pueblo en Gaza y Cisjordania. Cometieron sus horrendos crímenes a la luz del día y a la vista de todo el mundo.
No hubo circunstancias atenuantes ni relatos contradictorios acerca lo que realmente sucedió. Los supuestos “cohetes Qassam” no fueron más que una falacia y no deberían utilizarse en la misma frase junto a la atroz maquinaria de muerte israelí, ya que jamás puede compararse la enormidad y los límites en ambos casos.
Y, sobre todo, la persona que preparó el informe, Richard Goldstone, es judío, es, en la actualidad, un judío sionista que nunca aumentaría ni exageraría esos crímenes de guerra contra un pueblo práctica y totalmente indefenso cuya misma supervivencia física ha dependido siempre y continúa dependiendo de la buena voluntad de la comunidad internacional.
Por tanto, al pueblo palestino, las víctimas que más tiempo llevan sufriendo un racismo genocida, y a todo el mundo libre alrededor nuestro, les gustaría saber qué es lo que hace que los líderes palestinos en Ramallah y su desorientado embajador en Ginebra se arrastren tan sumisamente frente a las presiones sionistas.
¿Es que no tenéis ni una pizca de honor ni dignidad nacional? Al fin y al cabo estamos hablando de auténticos crímenes y de cientos de niños asesinados sin piedad por el ejército de esos matones portavoces del sionismo que están ahora fanfarroneando desvergonzadamente de haber conseguido que el embajador de la AP colabore con ellos en la causa propagandística de Israel.
Sin embargo, probablemente es injusto echarle toda la culpa a Khreishi, un simple funcionario que tenía que atender las estúpidas instrucciones de Ramallah.
Así es, pero Khreishi debería haber dimitido antes que prestarse a formar parte de un ignominioso acto de traición nacional. Pero el villano final, desde luego, es el judenrat [*] palestino en Ramallah, ya habituado a sacrificar los intereses nacionales palestinos para aplacar a Israel y contentar a la administración Obama, confiando así en conseguir una “recompensa” de algún tipo.
Sin embargo, resulta interesante que la única “recompensa” que la AP ha recibido, de la que somos testigos desde hace mucho tiempo, es la de nuevas expansiones de asentamientos judíos por Cisjordania, más provocaciones judías en la mezquita de Al-Aqsa y más violencia y terror judíos contra indefensos ciudadanos palestinos tanto en Cisjordania como en la Franja de Gaza.
Y en cuanto a la administración Obama, también ha estado “premiando” a la AP por su perfidia y traición a su propio pueblo apartando la vista ante la expansión de los asentamientos israelíes e insistiendo en que la AP debe reanudar las negociaciones con el arrogante gobierno de Benyamin Netanyahu sin precondición alguna.
Bien, la gente que no se respeta a sí misma no merece respeto por parte de los demás. Además, una autoridad que martiriza, tortura y mata a sus propios ciudadanos para agradar al ocupante israelí y obtener de él un certificado de buena conducta está totalmente descalificada para ser representar de verdad al pueblo palestino.
Por último, se puede asumir con toda probabilidad que la AP tiene tanto miedo como Israel a una discusión rigurosa del informe Goldstone.
Según determinadas fuentes, la AP ha instado sistemáticamente a Israel para que prosiga hasta el final su guerra criminal contra la Franja de Gaza.
Se cree también que Israel posee pruebas irrefutables que muestran que algunos funcionarios de la AP están suplicándole que prosiga la guerra contra Gaza para aplastar a Hamas.
Es entonces muy probable que la AP se esté encontrando en una situación bastante embarazosa, que explicaría por qué quiere que en mucho tiempo no se lleve a cabo una discusión pública sobre el informe Goldstone, porque eso revelaría muchos espeluznantes y embarazosos secretos sobre la connivencia de la AP con Israel en la masacre nazi perpetrada contra la Franja de Gaza.
N. de la T.:
[*] Judenrat, es el término que en alemán designaba a los consejos judíos de gobierno de los guetos que los nazis establecieron en diversos lugares y, especialmente, en la zona de la Polonia ocupada pero no anexionada por Alemania.
Fuente: Khalid Amayreh, Palestine Think Tank / Rebelión (Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández)
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