El primer ministro del Gobierno de Gaza, Ismail Haniyeh (Hamas), llamó ayer a la población palestina de Cisjordania a lanzar la Tercera Intifada en respuesta a la decisión del Gobierno de Israel de declarar «patrimonio nacional» la Mezquita de Ibrahim o Tumba de los Patriarcas de Hebrón, y la Tumba de Raquel o Mezquita de Bilal ibn Rabah, en Belén.
Asimismo, Haniyeh pidió al mundo árabe que apoye a la resistencia palestina «ante un intento del ocupante sionista de enterrar los signos islámicos y palestinos».Junto a ello, reclamó a la Autoridad Palestina que «ponga fin a la coordinación de seguridad con Israel y libere a los presos políticos».
La Mezquita de Ibrahim (Abraham) o Tumba de los Patriarcas se encuentra en el corazón de la Ciudad Vieja de Hebrón y es uno de los puntos calientes de Palestina.
Considerada como el segundo lugar sagrado del judaísmo, después del Templo de Jerusalén, por albergar las tumbas de varios patriarcas, entre ellos Abraham, también está considerado como un lugar sagrado por cristianos y musulmanes, para quienes Abraham también es un patriarca.
Tras ocupar Hebrón en el año 1967, Israel ha fomentado la presencia de colonos ultraderechistas en Kiryat Arba, junto a la mezquita de Ibrahim, mientras se registraba un intenso acoso de la población palestina autóctona.
En 1994, el colono Baruch Goldstein, nacido en Nueva York, mató a tiros a 29 palestinos en la citada mezquita.
Actualmente, parte del templo está consagrado como mezquita y otra parte como sinagoga. Los musulmanes tienen que pasar numerosos controles para acceder al templo, mientras que los judíos tienen una entrada directa desde la colonia.
Además, tanto la mezquita de Ibrahim como la Tumba de Raquel, en Belén, se encuentran en territorio palestino ocupado por lo que su denominación como «patrimonio nacional» no respeta la legalidad internacional, tal y como sucede con las colonias sionistas en Cisjordania y Jerusalén.
Enfrentamientos con soldados en Hebrón, Belén y Jerusalén
Los choques entre palestinos y el Ejército israelí se repitieron ayer por segundo día consecutivo en Hebrón. Decenas de personas se manifestaron en el centro de la ciudad y lanzaron piedras contra los soldados israelíes que controlan los accesos a la Mezquita de Ibrahim.
Por otro lado, la población de Belén celebró ayer una huelga general para denunciar la iniciativa israelí. Colegios, oficinas públicas y empresas privadas cerraros sus puertas en protesta por la decisión adoptada el pasado domingo por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
También se registraron diversos enfrentamientos en Jerusalén, donde residentes del campo de refugiados de Shu'fat se enfrentaron a los soldados, que dispararon fuego real.
La Autoridad Palestina (ANP) condenó la medida israelí, ya que «daña los esfuerzos internacionales destinados a lograr la reanudación del proceso de paz».
El coordinador especial de las Naciones Unidas para el proceso en Oriente Medio, Robert H. Serry, expresó su preocupación por la decisión de Israel y manifestó, en un comunicado, que ésta «puede provocar tensiones».
«Estos lugares están en territorio ocupado palestino y tienen significancia histórica y religiosa no sólo para el judaísmo, sino también para los musulmanes y para el cristianismo», destacó Serry.
Los gobiernos de Siria y Jordania también rechazaron la decisión adoptada por Tel Aviv. Tanto Damasco como Amman destacaron que la medida supone una violación de las leyes internacionales».
Gara
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