Quien viera al colono israelí del asentamiento de Kiryat Arbaa, próximo a Hebrón, atropellar con su coche a un joven palestino, herido, acusado de atacar a los colonos, no podría creer que un ser humano pudiera llevar a cabo un acto criminal tan salvaje. Según el vídeo, que emitió la segunda cadena del la televisión israelí, el citado colono pasó con su coche dos veces por encima del cuerpo del palestino que, tendido en el suelo, se desangraba, con varios disparos en su cuerpo, ante la mirada atónita de los médicos de la ambulancia que trataban de socorrerlo para salvarle la vida. Por su parte, la policía israelí también contemplaba la escena del crimen sin mover ni un efectivo para deternerla a sabiendas que el criminal era un colono israelí y la víctima, un árabe, por lo que no era asunto de su competencia. Y así, este colono criminal perpetra sus horribles crímenes contra la humanidad a la luz del día.
Si este crimen hubiese tenido lugar contra un judío en cualquier parte de Europa, los cimientos de todo el mundo se hubieran estremecido y hubiésemos visto los medios de comunicación y todas las televisiones privadas repetir la emisión de la escena decenas de veces para mostrar la cara del criminal y poner a la opinión pública de parte de la víctima. Pero como la víctima es un palestino, árabe musulmán, y el criminal un colono israelí, pues no hemos leído una sola línea ni visto las imágenes de este crimen en los medios occidentales.
No es la primera vez que los colonos perpetran crímenes atroces como éste, ya asesinaron a Mohammed al-Durra a la luz del día sin pararse a escuchar las súplicas de su padre para que dejasen de tirar sobre él. Pero lo más jodido de todo, es escuchar la fabricación de teorías que apuntan a que las armas que matan son las de los palestinos y no la de los israelíes. Muchos son los crímenes y numerosos los ejemplos; desde extirpar órganos a los mártires para comercializarlos hasta atropellar a un hombre herido y moribundo ante las narices de una policía cuya supuesta principal misión es la de guardar el orden e impedir el crimen.
El colono asesino comete un crimen confiado en que será absuelto del mismo modo que fueron absueltos todos los que consumaron crímenes más sucios que él contra palestinos inermes. Si el Estado de Israel perpetra las masacres de Qana en el sur del Líbano (dos veces), bombardea con fósforo blanco la Franja de Gaza para quemar los cuerpos de los niños y al final sale absuelto de toda culpa, y no sólo eso, sino que cuenta con el apoyo de Estados Unidos y además Europa lo defiende en los encuentros internacionales y le exime de cumplir la ley. ¿Por qué no va un colono a asesinar, arrancar árboles y aterrorizar árabes?
El Estado de Israel ha retirado el permiso de residencia a unos cinco mil palestinos de la Jerusalén ocupada, ha confiscado miles de hectáreas y casas, y levanta ciudades asentamiento para ahogar la ciudad santa y borrar su carácter árabe; da rienda suelta a los colonos para que agredan a los jerosolimitanos y los expulsen a golpes de sus casas, tirándolos a la calle.
La ministra israelí dijo que lo que los israelíes hacían a los palestinos supera lo que le han hecho otros pueblos a los judíos, y matizó, “excepto los nazis”. Nosotros no hubiéramos matizado, sino que afirmamos con la boca bien abierta que lo que los israelíes le están haciendo a los palestinos es peor que lo que los nazis le hicieron a los judíos. Al menos, los crímenes nazis contra los judíos, por muy horribles que fuesen, tuvieron un final; los alemanes han pagado a los israelíes millones de dólares en compensaciones, y siguen pagando; además les han concedido una patria judía en Palestina a expensas de sus habitantes. Mientras que los crímenes de los nazis israelíes contra los palestinos, bajo los ojos del Occidente civilizado y a la sombra de la sumisión de los árabes avergonzados, no cesan desde hace más de sesenta años.
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