martes, 31 de marzo de 2009

UNA CANCION POR GAZA

">

Las víctimas de Israel




Está la lista completa, con nombres, sexo y edad.




Son 511 niños

Para Israel futuros terroristas.




Y estos que son ?
Es una historia vieja, lo se ha salido en todos lados, por supuesto en los medios no convencionales.
Pero esta nueva bajeza del sionismo me la trajo al recuerdo.
Israel no mientas más !!!!!

Todavía no descubren la verdad ?


Israel considera la cifra de víctimas de Gaza 'relativamente baja'

La cifra de víctimas mortales de la última ofensiva israelí en la Franja de Gaza (la llamada 'operación Plomo Sólido') es "relativamente baja" si se tiene en cuenta que los combates tuvieron lugar en zonas densamente pobladas, ha señalado una portavoz del Ejército israelí.
"Las cifras muestras que el Ejército israelí
hizo grandes esfuerzos en llevar a cabo su operación de forma precisa", ha añadido, respondiendo a las increpaciones de la organización defensora de los derechos humanos palestina PCHR, que en la noche del jueves acusó a Israel de distorsionar la realidad y exigió una investigación internacional.
La portavoz israelí respondió alegando la seriedad de los datos israelíes, que, dijo, están basados en una análisis profundo de los servicios secretos militares.
Los datos palestinos hablan de
1.417 muertos en la Franja de Gaza durante la ofensiva israelí de 22 días, entre ellos 926 civiles, 236 miembros de grupos de milicianos y 255 miembros de la policía controlada por Hamas. Entre las víctimas se encontrarían también 313 niños y adolescentes menores de 18 años y 116 mujeres.
Israel, sin embargo, habla de 1.166 palestinos muertos, 709 supuestamente implicados en actividades terroristas y sólo 295 civiles, 89 menores de 16 años y 49 mujeres.
La organización de derechos humanos palestina, que publicó una lista con los nombres de todas las víctimas mortales y las fechas de su muerte, acusa a Israel de "un intento intencionado de
manipulación para destruir el carácter de la ofensiva militar y ocultar las actividades ilegales de Israel".
Uno de los aspectos más controvertidos es la clasificación de las fuerzas de seguridad de Hamas, como los policías que regulan por ejemplo el tráfico en las carreteras, a los que Israel considera también miembros de la organización terrorista.
La organización palestina alega que Hamas está dividida en un ala civil y otra armada y que tienen distintas organizaciones, por lo que es ilegal considerar a los policías como combatientes armados.


Dpa.

jueves, 26 de marzo de 2009

Dibujos de los niños de Gaza









Fuente: VIVA PALESTINA

Palestina, libre, libre

Mientras Israel bombardeaba despiadadamente la franja de Gaza, cuando ya habían sido asesinados centenares de palestinos, las organizaciones judías que apoyan la actuación de los gobiernos israelíes lanzaron una campaña para contrarrestar las masivas manifestaciones de protesta que estaban teniendo lugar en todo el mundo contra la ferocidad del ejército israelí. Diferentes concentraciones “de apoyo a Israel” tuvieron lugar en ciudades europeas y americanas, con la colaboración de organizaciones conservadoras y partidos de derecha.
Así, el 11 de enero de 2009, en Nueva York, una nutrida manifestación de unas diez mil personas se concentró ante el Consulado israelí. Había sido convocada por la Federación UJA de Nueva York, por el Jewish Community Relations Council, también de Nueva York, y por la Conference of Presidents of Major America Jewish Organizations. Recibieron el apoyo del Consulado israelí y de importantes núcleos del poder norteamericano. Ante la concentración, el senador demócrata Charles Chuck Schumer defendió el ataque de Tel-Aviv a la población de Gaza y habló de los “métodos humanitarios de guerra de Israel”, porque, afirmó, el Tsahal enviaba mensajes SMS a los palestinos cuya casa iba a ser bombardeaba “porque almacenan armas” en ellas, y se preguntó, admirado, “¿qué otro país haría eso?”. El senador Schumer se abstuvo de hacer mención del elevado número de víctimas civiles, de niños y de mujeres asesinadas por el ejército israelí. Por su parte, David Paterson, gobernador del Estado de Nueva York, justificó también el ataque a Gaza. Para ellos, Israel se defendía. La gran prensa norteamericana actuaba de forma similar: The New York Times, ante la evidencia de los crímenes israelíes, hacia imposibles equilibrios para intentar equiparar a ambas partes, recogiendo declaraciones de profesores que certificaban (¡) que “las normas éticas y legales del Ejército israelí son estrictas y el personal […] militar ha sido instruido en ellas concienzudamente.” Algunos de los periodistas del diario insistían en hablar de los “misiles” lanzados por Hamás, omitiendo deliberadamente la abismal diferencia entre cohetes artesanales y misiles. Todo vale, para defender a Israel.
Durante el acto neoyorquino, los manifestantes bailaban alegres al son de la música, agitando banderas israelíes, mientras gritaban ¡a por ellos!, en clara alusión a los “terroristas palestinos”. Pancartas con leyendas como Islam: Cult of Hate”, culto del odio, se pasearon por la concentración. El fanatismo proisraelí llegó a tal extremo que algunos asistentes hablaban de las fábricas de armas “que se encuentran en las escuelas de Gaza”, o en los hospitales, y defendían los bombardeos contra la población civil. Una manifestante, para justificar el despiadado ataque a los palestinos de la Franja, alegó ante las cámaras que había visto en Internet como una niña era degollada por su propio padre en el curso de una fiesta musulmana chiíta en el Líbano: según la mujer, el padre le cortaba la cabeza. No era en tierra palestina, sino en el Líbano, y la noticia era harto dudosa, pero todo eso no importaba. La conclusión era obvia: acabar con esa gente atroz (palestinos, árabes, musulmanes, todo mezclado, qué más da) es legítimo. Merecen la muerte. Esa inhumanidad, ese desprecio inhumano hacia el sufrimiento de los palestinos, esa indiferencia ante las más de mil trescientas personas asesinadas, mostraba la degradación ética y moral en la que se han hundido los defensores del gobierno racista de Israel.
Mientras eso ocurría, y mientras en Gaza los palestinos intentaban sobrevivir a otro infierno, el embajador israelí en España, Raphael Schutz, tenía la desvergüenza de denunciar “los hechos antisemitas” que, según él, tenían lugar en Cataluña y en otros lugares de España. Ninguna mención al terrible castigo inflingido a los palestinos, ningún recuerdo para los asesinados. Los terribles “hechos antisemitas” que habían tenido lugar fueron unas pintadas en la sinagoga barcelonesa de la calle Porvenir.
Las escenas de esa manifestación neoyorquina llegaban mientras los soldados israelíes bombardeaban el hospital Al Quds de Gaza. Llegaban pocos días después de que, el 28 de diciembre, cinco hermanas de la familia Baalousha (Jawhir, de 4 años; Dina, de 8; Samar, de 12; Ikram, de 14; y Tahrir, de 17) murieran en su casa del campo de refugiados de Jabalia, al norte de Gaza, alcanzadas por las bombas israelíes. Llegaban poco después de que Ihab al-Madhoun, médico, y Muhammad Abu Hasida, el enfermero que le acompañaba, murieran tras un ataque aéreo el 31 de diciembre, cuando intentaban evacuar a personas heridas en un ataque de la aviación. Llegaban, mientras Nour Kharma, una adolescente palestina que vive en la ciudad de Gaza, se preguntaba, después de conocer la muerte de su amiga Christine, “¿yo también voy a morir?” No sé si su amiga era la misma Christine, una chica de catorce años, que murió de miedo en esos días: tras el paso atronador por su barrio de Al-Remal de los F-16 israelíes que bombardeaban, Christine se derrumbó, y su padre, médico, no pudo hacer nada por ella. Llegaban, mientras hombres maduros lloraban como niños, viendo a las madres desesperadas, y a los médicos impotentes ante la barbarie. Llegaban, mientras los enfermeros del pobre hospital de Gaza se veían obligados a limpiar con mangueras la sangre derramada en el suelo de los quirófanos.
Son tantas las historias de destrucción y de muerte que parece mentira que la dignidad humana siga consintiendo ese odio purulento de los gobiernos israelíes hacia un pueblo perseguido, masacrado, pobre y hambriento. Tal vez los dirigentes israelíes no soportan la dignidad con que generaciones de palestinos se han rebelado contra la adversidad, contra la derrota, contra el olvido. Son esos palestinos hacinados en los campos de refugiados de Sabra y de Chatila, en ghettos de pobreza donde brota el cansancio, y, a veces, la desesperación. Esos habitantes de los campos del Líbano, de Siria, de Jordania, de Gaza o Cisjordania, de la diáspora de millones de palestinos dispersos por el mundo, con las familias que siguen guardando un recuerdo perdido, la fotografía de una casa, de un pequeño jardín, de un huerto, de una tapia, prendidos en la retina cansada de los palestinos viejos, siempre colgados de un aire de primavera que se resiste a llegar a un pueblo de refugiados en los rincones más pobres de su propia tierra, apátridas desde hace sesenta años, refugiados de todas las guerras. Todas esas escenas nos traen a la memoria el ghetto de Varsovia, y los infames ghettos donde los nazis confinaron a tantas personas dignas, en Riga, en Vilna, en Cracovia, y las dantescas imágenes de los cadáveres de niños palestinos amortajados con pobres sábanas, esperando el último adiós; o de los niños palestinos heridos, que traen a la memoria las miradas asustadas de los niños judíos que pasaban entre las alambradas de los campos nazis de exterminio.
El odio sanguinario de los hijos de Israel, de sus gobernantes, de esos jóvenes soldados que volvían a casa satisfechos tras arrasar Gaza, tras haber pintado en las casas palestinas “¡muerte a los árabes!”; que volvían haciendo el signo de la victoria, dejando atrás la devastación y la muerte; el odio de esos soldados sonrientes, seguros, no podrá borrar de nuestra memoria la imagen de esa chica valiente que enarbolaba una bandera palestina subida a un montón de tierra, en Gaza, sola con su pañuelo y su voz, enfrentando la mirada de los soldados israelíes cargados de armas. No podrá ahogar la voz de un anónimo palestino que, en la manifestación de solidaridad realizada en Barcelona, gritaba desde los altavoces “Palestina libre, libre”, con toda la tristeza del mundo en su voz, cansada, casi afónica, rota, pero no vencida. Su voz llegaba con la megafonía, pero parecía apenas un susurro, de alguien que arranca fuerzas de flaqueza, de alguien que cuando parece imposible soportar más, seguir adelante, se levanta y muestra al mundo la dignidad palestina. Mientras el fuego bíblico del feroz dios de los judíos asolaba Gaza, resonaba en nuestros oídos: Palestina, libre, libre. Palestina, libre, libre.


Higinio Polo Fuente: Rebelión.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Abran por favor los cruces

La situación es desesperante en Gaza, porque Israel cada vez permite que entre menos asistencia.
Yo me pregunto, estos son judíos que creen en Yavé o Adonai? Son los mismos que recibieron los 10 mandamientos? Porque se los olvidaron?

Las autoridades legales de Gaza, el partido Hamás, elegido democráticamente, tira cohetes.
Si es cierto, tira unas bombas caseras.
Pero las tira en su propio territorio, ocupado ilegalmente por los sionistas, no les gusta, vayanse a su pais, y devuelvan los territorios ocupados.

martes, 24 de marzo de 2009

Jerusalén como capital cultural del mundo árabe




Los Ministros árabes de la Cultura y de la Organización árabe por la educación, la cultura y las ciencias (la Alecso) decidieron hace tres años elegir a Jerusalén como capital de la cultura árabe para el 2009, tras el nombramiento de Damasco en 2008.
Esta decisión simbólica fue confirmada en 2007 por esta reagrupación regional de los países árabes en la UNESCO.
El objetivo es “afirmar la identidad árabe y plural de Jerusalén”, así como “revelar la ocupación de la ciudad por Israel y su política de judeización”.
Según Ahmed Dari, director del proyecto y delegado adjunto de la UNESCO para Palestina, “Al-Quds, capital de la cultura, no es un proyecto palestino, sino un proyecto árabe”. Inicialmente previstas para el mes de enero, las festividades fueron pospuestas por la guerra en la Franja de Gaza.
Este sábado 21 de marzo fue el pistoletazo de salida de este festival. Adnan al-Husseini, un responsable palestino que coopera en la organización de las festividades, afirmó que la ciudad santa era “la capital de Palestina y más que nunca la capital árabe de la cultura”.
Una declaración no tolerada por Israel que no ve en esta reunión nada cultural sino una manifestación política destinada a demostrar que Jerusalén es una ciudad árabe.
Ahora bien, según la legislación israelí, Jerusalén es la capital de Israel y la Autoridad Palestina no tiene el derecho de organizar acontecimientos dentro del territorio del Estado judío. Esta es la razón por la cual la policía se encargó de dispersar las reuniones, y prevenir posibles desordenes.
Durante una de estas intervenciones, los policías israelíes descubrieron una gran antorcha importada de Siria y que debía ser encendida en la ciudad santa. Intervenciones que, a pesar de ser legales, son utilizadas por los dirigentes árabes que alegan que “el inquilino prohibe las iniciativas puramente culturales”.
Siendo así, el número dos de la Liga Árabe denunció un “nuevo crimen más en la larga lista de los crimenes cometidos por Israel para judeizar Jerusalén”.
Mohammad Baraka, jefe del “frente democrático por la paz y la igualdad en los territorios ocupados” calificó la política israelí de “ataque contra la libertad política, contra las manifestaciones culturales y contra el humanismo”.
Por último, el diputado árabe israelí, Ahmad Tibi, declaró que: “imagino que la ocupación se siente amenazada por la cultura palestina. Es una lucha entre la policía de la ocupación y las canciones de paz siendo que las canciones ganarán al final”.
En cualquier caso, los palestinos pudieron festejar en Jerusalén y expresar su cólera contra Israel con total libertad fuera del territorio israelí.
La prueba es la intervención del Presidente de la Autoridad palestina Mahmud Abbas, que, durante un coloquio en Belén, garantizó que “la ocupación desaparecerá para siempre de Jerusalén” y de las tierras palestinas. Añadió que “el apartheid y la barrera de seguridad desaparecerán también”.
Fuente: Webislam

Alberto Arce, el periodista español que acompañó al pueblo palestino


Relaté el conflicto de Gaza mientras cargaba heridos

Alberto es realizador de documentales, corresponsal de guerra –ha trabajado en Palestina, Líbano e Irak– y cooperante, pero, sobre todo, es un periodista que defiende el derecho a informar de los comunicadores sin autocensura que, según este reportero de guerra, es el peor mal de los que informaron e informan sobre el conflicto entre Palestina e Israel en Gaza. Alberto Arce entró en la Franja para filmar un documental sobre el bloqueo israelí y, cuando llevaba ocho días grabando, empezó el bombardeo. Es el único reportero español que, violando la legislación israelí, permaneció en Gaza como testigo directo de lo que allí sucedía. Siempre como contrapunto a las fuentes oficiales.


Usted fue de los pocos periodistas que consiguieron relatar el conflicto de Gaza desde dentro, ¿qué pasó con el resto?

La teoría oficial dice que Israel no les permitió entrar, y es cierto. Israel no dejó acceder a la zona de la Franja a periodistas extranjeros ya desde un par de meses antes de que comenzasen los ataques. Estaban sellando totalmente el territorio porque tampoco dejaban pasar a los cooperantes. Sabíamos que había una vía de entrada abierta, en barco a través de Chipre. Desde el punto de vista de Israel, esa entrada es ilegal pero yo decidí no acatar esas normas y entré con un equipo de Al Yazira y con otro de la televisión israelí.


¿Qué objetivo tenía cuando tomó esa decisión de saltarse la legalidad?

Entré en Gaza para filmar un documental sobre las consecuencias del bloqueo de Israel sobre la población civil. Quería quedarme tres meses para grabar. A los ocho días, cuando estaba grabando una entrevista con unos campesinos, empezó el ataque y ahí arrancaron los sucesos

que todos conocemos


¿Cree que en Occidente se ha informado con libertad sobre este conflicto?

En los lugares en los que existe libertad de expresión no hay coacción a la hora de informar. Lo que sí existe, lamentablemente, es la autocensura por parte de los propios periodistas que no quieren salirse del marco narrativo de referencia: un conflicto en el que ambos bandos son responsables por igual de lo que está sucediendo donde la paz es imposible por culpa tanto del comportamiento israelí como del comportamiento palestino. Yo creo que es hora de modificar esa narrativa, porque en esa dinámica hay relatos que los medios de comunicación deciden no hacer.


¿Por ejemplo?

La Franja de Gaza, desde el punto de vista del derecho internacional, es un auténtico campo de concentración porque el 70% de su población ha sido desplazada militarmente por la fuerza de lo que hoy en día es el estado de Israel y ha sido concentrada en un territorio de 320 quilómetros cuadrados. Han sido privados de sus derechos, bloqueados, viven sin suministro electico ni alimentos ni agua, y además son bormbardeados desde el aire. Esta situación ha sido definida por la ONU como “preludio al genocidio”. Es un ataque sistemático de décadas contra el pueblo palestino. Pero ahora, tras el boom informativo, parece que ya no interesa cuando la situación es peor que antes. Es menos vistoso, porque no hay sangre, ni ruido, ni bombas. Entonces deja de interesar.


¿Su implicación con el pueblo palestino le permite ser objetivo a la hora de informar? ¿Cómo hizo compatible la profesión con la tarea humanitaria?

Los extranjeros que estábamos en la Franja en el momento del ataque recibimos la oferta de evacuación. Yo adquirí un compromiso: si los palestinos no pueden salir, ¿por qué yo sí? ¿Por qué mi vida –como periodista, como blanco, como europeo– vale más que la de un palestino que va a morir en este ataque? Creo que la suerte del que informa es la misma que la de quien vive en este territorio.


¿Qué opina entonces de los periodistas ‘empotrados’?

Desde hace años estamos lamentablemente acostumbrados a recibir cursos de formación militar, a ponernos un uniforme, y a cubrir las guerras empotrados [acompañados, guiados] desde dentro de los ejércitos. Eso no es positivo ni para la informacion ni para la profesión. Yo me empotré con los civiles, como camillero de ambulancia y relaté el conflicto al mismo tiempo que cargué heridos, cargué muertos, y saqué personas de entre los escombros. Es una postura ética, una forma de entender la profesion de la que me siento orgulloso y convencido. Y no me la he inventado yo. Es lo que se ha hecho siempre; lo que hizo Robert Kapa en el desembarco de Normandía y lo que hizo Miguel Gil en Kosovo. Hemos perdido las buenas reglas de la profesión; ahora intentamos recuperarlas.


González Villalobos para Xornal

lunes, 23 de marzo de 2009

De las piedras de David a los tanques de Goliat


Afirman algunas autoridades en temas bíblicos que el Primer Libro de Samuel se escribió en la época de Salomón o inmediatamente después; en cualquier caso, antes del cautiverio en Babilonia. Otros estudiosos no menos competentes afirman que no sólo el Primero sino también el Segundo Libro de Samuel se redactaron después del exilio de
Babilonia, y que su composición obedece a lo que la estructura histórico-político-religiosa denomina esquema deuteronomista, es decir, sucesivamente, la alianza de Dios con su pueblo, la infidelidad de ese pueblo, el castigo de Dios, la súplica del pueblo, el perdón de Dios. Si el venerable texto procede de la época de Salomón, podemos decir que sobre él han pasado hasta hoy, en números redondos, unos tres mil años. Si los redactores llevaron a cabo su trabajo después de que los judíos regresaran del exilio, entonces hay que restar a ese número unos 500 años, mes más, mes menos.


Esta preocupación por el rigor temporal tiene como único propósito proponer a la comprensión del lector la idea de que la famosa leyenda bíblica del combate entre el pequeño pastor David y el gigante filisteo Goliat (que no llegó a producirse) se cuenta equivocadamente a los niños, por lo menos, desde hace 25 o 30 siglos. A lo largo del tiempo, las diversas partes interesadas en el asunto han ido elaborando, con la conformidad acrítica de más de 100 generaciones de creyentes, tanto hebreos como cristianos, toda una engañosa mistificación sobre la desigualdad de fuerzas que había entre los brutales cuatro metros de altura de Goliat y la frágil complexión física del rubio y delicado David. Dicha desigualdad, enorme según todas las apariencias, quedaba compensada e invertida a favor del israelita gracias a que David era un muchacho astuto, y Goliat, una estúpida masa de carne; tan astuto era el primero que, antes de ir a enfrentarse al filisteo, encontró en la orilla de un riachuelo que había por allí cerca cinco piedras lisas, que metió en la alforja; tan estúpido el otro, que no se dio cuenta de que David llegaba armado con una pistola. Que no era una pistola, protestarán, indignados, los amantes de las verdades míticas soberanas, que era simplemente una honda, una humildísima honda de pastor, como las que habían utilizado en tiempos inmemoriales los criados que tenía Abraham para cuidar el ganado. Es verdad, no parecía una pistola, no tenía cañón, no tenía culata, no tenía gatillo, no tenía cartuchos; lo que tenía eran dos cuerdas finas y resistentes, atadas por los extremos a un pequeño pedazo de cuero flexible, en cuyo hueco la mano experta de David colocó la piedra que, desde lejos, partió veloz y poderosa como una bala contra la cabeza de Goliat, le derribó y le dejó a merced del filo de su propia espada, que ya empuñaba el diestro tirador. Si el israelita consiguió matar al filisteo y dar la victoria al ejército de Dios vivo y de Samuel, no fue por ser más astuto, sino simplemente porque llevaba consigo un arma de largo alcance y sabía manejarla. La verdad histórica, modesta y nada imaginativa, se conforma con enseñarnos que Goliat no tuvo ni siquiera la posibilidad de poner las manos encima de David; la verdad mítica, insigne fabricante de fantasías, nos embaucó hace 30 siglos con el maravilloso cuento del triunfo de un pequeño pastor sobre la brutalidad de un guerrero gigantesco al que, al final, de nada sirvió el pesado bronce del casco, la coraza, las espinilleras y el escudo. Sea cual sea la conclusión que podamos sacar del desarrollo de este edificante episodio, David, en las numerosas batallas que le convirtieron en rey de Judá y Jerusalén y extendieron su poder hasta la margen derecha del Éufrates, no volvió a usar la honda ni las piedras.


Tampoco las usa ahora. En los últimos 50 años han crecido hasta tal punto las fuerzas y la dimensión de David, que ya no es posible ver y reconocer diferencias entre él y el altivo gigante; incluso puede decirse, sin ofender la deslumbrante claridad de los hechos, que se ha convertido en un nuevo Goliat. David, hoy, es Goliat, pero un Goliat que ya no carga con armas de bronce inútiles y pesadas. Aquel rubio David de antaño sobrevuela en helicóptero las tierras palestinas ocupadas y dispara misiles contra inocentes desarmados, aquel delicado David de otrora tripula los tanques más poderosos del mundo y aplasta y revienta todo lo que encuentra a su paso, aquel David lírico que cantaba loas a Betsabé, encarnado ahora en la figura gargantuesca de un criminal de guerra llamado Ariel Sharon, lanza el 'poético' mensaje de que primero es preciso acabar con los palestinos para después negociar con los que queden.
En pocas palabras, en esto es en lo que, con ligeras variaciones meramente tácticas, consiste desde 1948 la estrategia política israelí. Intoxicados mentalmente por la idea mesiánica de un Gran Israel que haga por fin realidad los sueños expansionistas del sionismo más radical, contaminados por la monstruosa y arraigada 'certeza' de que en este mundo catastrófico y absurdo existe un pueblo elegido de Dios y que, por tanto, están automáticamente justificadas y autorizadas, en nombre de los horrores del pasado y de los miedos de hoy, todas las acciones nacidas de un racismo obsesivo, psicológica y patológicamente exclusivista, educados y formados en la idea de que cualquier sufrimiento que hayan infligido, inflijan o vayan a infligir a los demás, especialmente a los palestinos, siempre será inferior a los que ellos padecieron en el Holocausto, los judíos arañan sin cesar su propia herida para que no deje de sangrar, para hacerla incurable, y la muestran al mundo como si se tratase de una bandera. Israel se adueña de las terribles palabras de Dios en el Deuteronomio: 'Míos son la venganza y el pago'. Israel quiere que todos nosotros nos sintamos culpables, directa o indirectamente, de los horrores del Holocausto; Israel quiere que renunciemos al más elemental juicio crítico y nos transformemos en un eco dócil de su voluntad; Israel quiere que reconozcamos de iure lo que, para ellos, es ya un ejercicio de facto: la impunidad absoluta. Desde el punto de vista de los judíos, Israel no podrá ser nunca sometido a juicio, porque fue torturado, gaseado e incinerado en Auschwitz. Me pregunto si aquellos judíos que murieron en los campos de concentración nazis, aquellos que fueron perseguidos a lo largo de la historia, aquellos que murieron en los pogromos, aquellos que quedaron olvidados en los guetos, me pregunto si esa inmensa multitud de desgraciados no sentiría vergüenza al ver los actos infames que están cometiendo sus descendientes. Me pregunto si el haber sufrido tanto no sería el mejor motivo para no hacer sufrir a los demás.


Las piedras de David han cambiado de manos, ahora son los palestinos los que las arrojan. Goliat está al otro lado, armado y equipado como nunca lo ha estado soldado alguno en la historia de las guerras, aparte, claro está, del amigo norteamericano. Ah, sí, las horrendas matanzas de civiles causadas por los llamados terroristas suicidas... Horrendas, sí, sin duda; condenables, sí, sin duda, pero a Israel le queda aún mucho que aprender si no es capaz de entender las razones que pueden llevar a un ser humano a transformarse en una bomba.


José Saramago

Camisetas que incitan a matar a niños y embarazadas







A la finalización de los cursos de adiestramiento en el Ejército israelí, suele ser costumbre repartir camisetas entre los reclutas que han participado. El contenido de las serigrafías estampadas en las camisetas repartidas en algunas unidades muestra el pelaje moral que emponzoña las tropas israelíes.El mensaje de algunos eslóganes denotan el desprecio de Israel hacia el pueblo palestino y animan a atacar a la población civil, especialmente a mujeres y niños, según ha descubierto el periódico israelí Haaretz.Los 'valientes' soldados no tienen ningún reparo en posar con estos escalofriantes mensajes pegados a sus espaldas.

Solo copio y pego un cable:


Los rabinos en el ejército israelí exhortaron a las tropas que se dirigían a Gaza a reclamar lo que dijeron era un tierra entregada por Dios y a ''librarse de los gentiles'', prácticamente convirtiendo la intervención israelí de 22 días en una guerra religiosa, según el testimonio de un soldado que combatió en Gaza.
La propaganda distribuida por los rabinos entre los soldados ''tenía un claro mensaje, somos el pueblo de Israel, vinimos a la tierra de Israel gracias a un milagro, Dios nos hizo regresar, ahora tenemos que luchar para librarnos de los gentiles que están interfiriendo con nuestra conquista de esta tierra'', le dijo el soldado a un foro de veteranos de Baza a mediados de febrero, pocas semanas antes del fin del conflicto.


Si alguien encuentra un milagro en esto....................

viernes, 20 de marzo de 2009

Cómo se han olvidado ..... hoy como ayer


Un poema por Palestina


La niña / El grito

En la playa hay una niña, la niña tiene familia
Y la familia una casa.
La casa tiene dos ventanas y una puerta...
En el mar, un acorazado se divierte cazando a los que caminan
por la playa: cuatro, cinco, siete
Caen sobre la arena.
La niña se salva por poco,
Gracias a una mano de niebla,
Una mano no divina que la ayuda
Grita: ¡Padre!¡Padre! Levántate, regresemos: el mar no es como nosotros
El padre, amortajado sobre su sombra, a merced de lo invisible
No responde
Sangre en las palmeras, sangre en las nubes.
La lleva en volandas la voz más alta y más lejana de
La playa
Grita en la noche desierta.
No hay eco en el eco.
Convierte el grito eterno en noticia
Rápida que deja de ser noticia cuando
Los aviones regresan para bombardear una casa
Con dos ventanas y una puerta
Mahmud Darwish
Ramala, agosto del 2006.

jueves, 19 de marzo de 2009

Israelíes confiesan asesinatos y vandalismo durante agresión a Gaza


Tel Aviv, 19 mar (PL) Confesiones de soldados israelíes difundidas por el periódico Haaretz sobre asesinatos de civiles palestinos, vandalismo e indisciplinas, renovaron hoy con fuerza las denuncias de crímenes de guerra cometidos por Israel durante la agresión a Gaza.

Las declaraciones de varios uniformados inducen a pensar que las fuerzas invasoras abatieron a civiles bajo conductas que pudieron deberse a un resquebrajamiento del orden durante la ofensiva militar de 22 días, causante de más de mil 400 muertos.

Según los testimonios dados en un curso académico en Tivon, “durante la operación Plomo Fundido las fuerzas israelíes mataron a civiles palestinos bajo reglas permisivas y destruyeron intencionalmente sus propiedades”.

Los testimonios escalofriantes de matanzas desmienten aseveraciones de la jefatura castrense israelí de que sus tropas mostraron “un alto nivel de conducta moral” en la Franja de Gaza, donde también resultaron heridos más de cinco mil 300 personas.


Según la fuente, los soldados pasan un curso en el instituto de preparación militar Yitzhak Rabín, en el Colegio Académico Oranim, y algunas de sus revelaciones se hicieron el pasado 13 de febrero.

El jefe de un pelotón de infantería relató un incidente en el que un francotirador disparó a una madre palestina y sus dos niños, por el simple hecho de haberse equivocado de camino al salir de su vivienda, mientras que otras casas fueron saqueadas y reducidas a escombros.

“Se olvidaron (los hombres del comandante de un pelotón) de decirle al francotirador en el tejado que les dejara ir, que todo estaba en regla y que no debía disparar, y él (…) hizo lo que se suponía que debía hacer, cumplía órdenes”, indicó el oficial.

Una anciana indefensa fue asesinada a quemarropa cuando caminaba a escasos 100 metros de su casa, mientras en otros casos se les ordenó abandonar una zona determinada y luego les dispararon a mansalva por la espalda, según testimonios incluidos en un extenso reporte.

Las historias son muy preocupantes porque no vienen de palestinos, sino de soldados cuyo interés no es perjudicar la reputación de sus camaradas, comentó un periodista radial en referencia a la ofensiva militar del 27 de diciembre al 18 de enero últimos.

A su vez, el académico Dany Zamir señaló que “son testimonios muy duros sobre disparos injustificados contra civiles, destrucción de bienes, que muestran un ambiente en el que se cree está permitido usar la fuerza sin restricciones contra los palestinos”.

Zamir, director del instituto de donde procedieron las espeluznantes revelaciones, aseguró haberlas remitido al Estado Mayor para que se emprenda una investigación independiente, toda vez que algunos soldados valoraron sin importancia la vida de palestinos.

martes, 17 de marzo de 2009