sábado, 23 de enero de 2010

Palestina no necesita un sismo


Mientras las agencias de noticias de todo el mundo reflejan la situación que vive el hermano pueblo haitiano, luego del sismo que destruyó prácticamente a la nación caribeña; más allá, en el Medio Oriente, otros seres humanos continúan aún rescatando cadáveres de entre los escombros. Pero de este último tema sólo se encuentra el silencio cómplice de los grandes emporios de la comunicación.

No se debe basar el periodismo solamente en la utilización de fechas y aniversarios para desarrollar su labor, es por ello que recordar el primer aniversario de la operación Plomo Fundido tiene un matiz segregacionista, como mismo actúan los israelitas con respecto a los auténticos habitantes de la Franja de Gaza.

Ahora resulta que la mayoría de la prensa occidental “recuerda” el primer aniversario del lastimoso ataque de Israel contra los habitantes de Gaza, donde perdieron la vida alrededor de 1500 personas en el período comprendido entre el 27 de diciembre del 2008 y el 18 de enero del 2009.

Del total de fallecidos, 1412 eran palestinos y solamente 13 israelíes. Para agregar más datos: perecieron 347 niños, 5450 personas resultaron heridas y la tercera parte de las viviendas e infraestructuras fueron destruidas.

El ejército israelí, uno de los más poderosos del planeta, se ensañó contra los palestinos y ni siquiera el reclamo de la inmensa mayoría de las naciones en todo el planeta hizo acallar tan descarada incursión.

Los pretextos esgrimidos por los sionistas fueron muchos, pero sobre todo plantearon que fue una ofensiva militar contra los radicales islamistas de Hamás y contra el lanzamiento de cohetes Qassam y proyectiles de mortero a Israel desde la Franja de Gaza.

Lo cierto es que la población civil e indefensa palestina resultó ser el blanco perfecto en donde descargó su ira Plomo Fundido. Recordemos, ya que la memoria es la clave para evitar los males mayores: durante la incursión israelita en Gaza, del total de bajas, hubo 960 civiles y 288 menores de dieciocho años. Se produjeron 5380 heridos, entre los que habría 1870 niños, 800 mujeres y 22 miembros del personal médico de Gaza, según información divulgada por el Centro Palestino para los Derechos Humanos.

Si estas personas eran militantes de Hamás, entonces valdría la pena terminar con este artículo ahora mismo; pero no, ellos ni siquiera sabían las interioridades de este conflicto.

Los palestinos que superviven en la Franja de Gaza no tienen acceso a electricidad, agua, ni a ningún servicio vital para sus vidas, tampoco la infraestructura de la región sobrevivió a Plomo Fundido. Un medio de prensa español divulgó en su momento la noticia con el sugestivo titular de “Gaza regresó a La Edad de Barro”, y la realidad no está lejos de estas valoraciones.

El pueblo palestino ha sido vapuleado por parte del gobierno sionista de Israel desde hace más de cuarenta años, y para casi todos los poderosos aliados de Tel Aviv se trata solamente de “ajustes de cuentas”.

Recordemos las valoraciones de una de las primeras personas que organizó todo el aparato represor contra el pueblo palestino. Golda Meir desde su posición segregacionista lo decía a la periodista Oriana Fallaci: “Yo digo que Gaza debe, debería formar parte de Israel”.

Y de esa forma se ensañan contra la población civil, en una incursión que no tiene precedentes, ni siquiera en la funesta Guerra de los Seis Días, de 1967.

Uno de los halcones de la guerra sionista, el viceministro israelí de Exteriores, Danny Ayalon, acaba de defender la posición sangrienta adoptada por su gobierno en los días de la operación Plomo Fundido. Según el dirigente israelí, la incursión sirvió para “disuadir” los supuestos ataques con cohetes artesanales lanzados por palestinos.

De esa manera los más de 1400 muertos inocentes durante los ataques sionistas a la Franja de Gaza son “justificados” por parte de Israel, y además los invasores colaborarán con la Organización de Naciones Unidas (ONU) con el pago por concepto de indemnización por aquellos “daños colaterales” causados a instituciones pertenecientes a las Naciones Unidas.

Con dinero Israel parece comprarlo todo, excepto el sufrimiento de un pueblo que continúa viviendo en la más irracional pobreza y sin seguridad de ningún tipo. Para los palestinos no existe la noche ni el día, el agua, ni la esperanza.

Por estos días el comandante de la sección sur de las Fuerzas de Seguridad de Israel, Yoav Galant, alertó sobre lo que considera una especia de calma aparente, la cual se podría romper en cualquier momento. “Es importante que apreciemos el valor de este período de calma para los residentes del lugar”, afirmó. “La tranquilidad permite el desarrollo de la infraestructura regional y de la prosperidad económica y agrícola (…) Si miramos lo que era hace un año atrás, podemos afirmar que los logros de la operación Plomo Fundido se alcanzaron”.

Pero esas son minucias en las que las grandes agencias de noticias no pudieran concentrarse, para esos “comunicadores” existen los pobres haitianos y sus constantes sismos.

Gracias a esa desgracia inmerecida para el pueblo de Haití es que los poderosos miran con el mismo desprecio de siempre a los pobres. A estos últimos les continúan enviando militares, buques de guerra, cruceros turísticos. Pero ese silencio lo sabe también: Palestina no necesita un sismo para estar en los titulares de los despachos cablegráficos. Palestina necesita de la vergüenza de todo el mundo para que cesen los constantes bombardeos sobre su población civil por parte de Israel.

Radio Angulo

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