Los líderes israelíes se unieron ayer para condenar un informe que ellos consideran tendencioso de la ONU, que criticaba duramente su invasión de Gaza el invierno pasado, y rechazaron la recomendación de que Israel llevara a cabo una investigación independiente por la ofensiva. El presidente Shimon Peres denunció la investigación presidida por el ex juez sudafricano, Richard Goldstone, porque se “burlaba de la historia”. El vocero del primer ministro, Benjamin Netanyahu, dijo que el informe estaba “concebido en el pecado y es el producto de una unión entre propaganda y tendencia”.
Ahora se espera que el canciller de Israel lance una importante operación diplomática en el exterior dirigida a evitar que el Consejo de Seguridad de la ONU tome acciones a partir del informe y para proteger a los soldados y comandantes israelíes de cualquier juicio en el exterior. El informe Goldstone recomendaba que si Israel no lanzaba dentro de los próximos seis meses una completa investigación independiente de las “serias violaciones” a la ley internacional, entonces el país podría enfrentarse a procedimientos de la Corte Penal Internacional.
El informe rechazaba la explicación de Israel de que estaba actuando solamente contra los ataques de cohetes por parte de los militantes de Gaza y dijo que la ofensiva era “un ataque deliberadamente desproporcionado destinado a castigar, humillar y aterrorizar a la población civil”.
Israel, igual que Estados Unidos, no es parte de la Corte Internacional Penal, pero el equipo de Goldstone le propuso al Consejo de Seguridad de la ONU que usara sus poderes para autorizar el juicio. Luis Moreno Ocampo, el fiscal de la Corte Internacional Penal, ya está considerando las complejidades legales generadas por pedidos de grupos palestinos que sostienen que la operación Gaza fue montada en territorio que está dentro del área de la Autoridad Palestina, y que eso es suficiente para gatillar una acción legal contra los comandantes israelíes.
En Nueva York, el vicecanciller de Israel, Danny Ayalon, les dijo a líderes del Comité Judío Estadounidense que “el informe de Goldstone es un intento peligroso para dañar el principio de autodefensa de los estados democráticos y provee legitimidad al terrorismo”. Dijo que el informe era “un intento cínico de revertir roles culpando a Israel por crímenes de guerra, en lugar de culpar a las organizaciones terroristas”. Añadió que Israel trabajaría para lograr el apoyo de las democracias occidentales en una campaña “para evitar convertir la ley internacional en un circo”.
Asistentes del ministro de Defensa, Ehud Barak, que tenía el control político durante la ofensiva de tres semanas, dijo que el informe era un “premio al terror” y la comparación entre los que fomentan el terrorismo y sus víctimas era “desmesurada”. Radio Israel dijo que el establishment de Defensa estaba tratando de extender la ayuda legal a cualquier oficial que pudiera enfrentarse a procesos penales en el exterior.
Explicando la decisión de Israel de rechazar los llamados para cooperar con la investigación Goldstone, Mark Regev, el vocero de Netanyahu, dijo: “El mandato era tendencioso desde el comienzo. Sería un error darle credibilidad a una misión que tiene más en común con una corte de canguros que con una investigación seria”. Añadió: “Israel es un país con una independencia judicial implacable. Todo lo que hace el ejército en Israel está abierto a una revisión por parte del Poder Judicial independiente”.
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