Existen personas de religión judía en todo el mundo, en cada continente, pero no hay ningún pueblo o etnia que sea representativa de su religión. Para ser de religión judía hay que cumplir determinados requisitos, como en cualquier otra, pero ahora resulta que no importa lo distante y diferente que pueda ser el idioma, el país de origen o su ADN para identificar religión con pueblo y además ser elegido y predestinado.
Sólo son judíos los creyentes de esa religión. Se puede tener una cultura afín si se vive rodeado de una religión, sin necesidad de ser creyente. Pero de aquí a dar el salto e identificar una creencia con un pueblo, con un grupo étnico o pías, sólo se concibe cuando se está al servicio de determinados intereses, como es el caso del sionismo.
En 1947 NU crea el Estado de Israel por razones geoestratégicas, de modo artificial, y lo convierte en gendarme de la zona siguiendo un nuevo modelo colonial. Pone su dedo en el mapa, dicta la Resolución 181 y entrega a Israel el 57% de los 27.009 km2 de Palestina y dice: esto es Israel. Los palestinos que allí vivían secularmente son expulsados de sus casas, de sus tierras, cuando no asesinados y, sus pueblos y lugares, borrados para eliminar su identidad. Así comenzó la limpieza étnica: crimen de guerra y crimen contra la humanidad a manos de Israel.
Los territorios "asignados" a Israel por NU por la fuerza, se mantienen de igual modo, con violencia. Israel es un país inventado y mantenido artificialmente, financiado por EEUU con miles de millones de dólares cada año, el trato preferencial de la UE y la complicidad de la comunidad internacional para que pueda continuar violando las Resoluciones y recomendaciones de NU, y sin que haya firmado los tratados internacionales más elementales.
La idea de crear un un Estado judío homogéneo en lo étnico y religioso, se inicia en el siglo XIX y su esencia implica racismo y xenofobia. Estas son las bases de Israel y así continúa. Con estas premisas, qué importa que el 94% de la población palestina fuera árabe.
Con esta mezcla de nacionalismo, religión excluyente, pueblo elegido y unas cuantas prerrogativas más, pretenden ser la democracia de Oriente Medio, mientras que desde 1948 no es más que la punta de lanza del imperialismo y el desestabilizador de la zona.
En la historia reciente ha habido genocidios tan grandes en número y en horror y no puede haber ranking ni exclusividad. El genocidio de la comunidad judía a manos de los nazis es una cosa e Israel y sus sionistas son otra muy distinta y que en nada se pueden relacionar, salvo para la utilización provechosa que el sionismo y sus aliados hacen. La idea de un Estado racista tiene que ver con la religión judía de ultras ortodoxos con unos rituales anclados en tiempos de las cavernas y con una liturgia de ceremonias cruentas. La predestinación y el creacionismo es primordial en su fe, pero más lo es para sus intereses.
Se consideran semitas en exclusiva, pero el adjetivo semítico fue inventado en 1871 por el filólogo alemán Schlözer para designar un grupo de lenguas emparentadas y, llamó Semitas, a los pueblos que las hablaban (Ver el libro Mesopotamia, de G. Roux, cap. 9º) Las lenguas semíticas vivas actuales son el árabe, el etíope y por último el hebreo. Entre las lenguas muertas están el acadio, asirio, babilonio, eblaíta, amorrita, cananeo, fenicio, etc. La característica más destacada es que los verbos, adjetivos y sustantivos derivan de raíces formadas por tres consonantes.
Israel no tiene Constitución; sería complicado en un Estado de apartheid, tampoco tiene fronteras ni quiere fijarlas porque está en expansión. El Muro y los asentamientos amplían sus "fronteras", sin olvidar que a estas construcciones les preceden demoliciones y la necesaria limpieza étnica.
Israel fue creado e impuesto mediante el crimen de guerra y el crimen contra la humanidad: limpieza étnica, dice Ilan Pappé. Y así se mantiene, es una base militar, una más de las 872 que EEUU tiene en 40 países. Ni el imperio ni la UE son ninguna ONG y mucho menos sus lobbies sionistas. Hablamos de control y de poder económico, de modo que Israel y su sionismo sólo tienen sentido mientras los intereses geoestratégicos en juego se mantengan. Cuando Israel, el "pueblo elegido", deje de ser útil y rentable perderá su razón de ser y se desvanecerá.Miguel Ángel Llana, Rebelion
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